jueves, 17 de agosto de 2017

It's a boy!

   It's a Boy!
Tal vez no haré una fiesta, para revelar su sexo; no cortaré un bizcocho (pastel), para ver si su interior es rosa o azul. 


Tampoco abriré una caja, para ver si se vuelan globos rosas o azules. Nada de esto haré; esta vez, no es necesario.  

Y es que las cosas me han ocurrido en un orden poco usual... a fin de cuentas, mi vida no es nada usual.  Generalmente, los padres:
  1.  Reciben la hermosa noticia de la gestación.
  2. Se enteran del sexo de su hijo(a)
  3. Conocen a su bebé.  


En mi caso, ocurrió de la siguiente forma:
  1. Conocí su sexo 
  2. Lo conocí en persona
  3. Entré en proceso de gestación
  4. Y entonces, me convertí en madre
Nunca lo imaginé de esta manera, pero así ocurrió.  No tuve un "Baby Shower" ni una licencia de Maternidad, pero hoy, con mucho orgullo, puedo afirmar que Dios y mi prometido José, me han dado uno de los regalos más hermosos que una mujer puede recibir, un hijo.  

No estuvo en mi vientre, pero lo gesté en mi corazón.  Para los que me conocen, saben que tengo un corazón muy maternal y he amado a mis sobrinos y ahijados como a mis propios hijos.  Desde pequeña, amaba jugar a ser mamá.  Yo era de esas niñas que andaban con una muñeca en forma de bebé, con su cochecito, biberones y pañales.  ¡Así me hizo Dios!


El pasar tiempo con mis sobrinos y ser parte de su crianza, era solo parte de la formación que necesitaba para esta nueva encomienda.  Cuando conocí a José (mi futuro esposo), una de las cosas que llamó mi atención, fue su hijo, Angelo.  
Nuestra relación ha sido muy particular. Me conquistaron  los dos, a la vez. Poco a poco dejé de ser la "novia de papi" y comencé a ser alguien especial en su vida.  

Lo sé, porque me lo dicen sus gestos, la forma en que me mira, como acaria mi pelo; Cuando me da besos en el hombro,  mientras vamos en el carro o cuando me abraza inesperadamente.  Lo supe cuando me dijo que tenía "mamitis", mientras me abrazaba y cuando me dijo que eso no lo sentía desde que era pequeño.

 Si bien es cierto, que pronto su papi y yo nos casaremos, ya somos una familia.  ¡Es una petición contestada! Por mucho tiempo le pedí a Dios que me permitiera tener mi propia familia y El concedió a su tiempo, las peticiones de mi corazón.
En esta relación, todos ganamos. Yo gané un hombre encantador, detallista y cariñoso. Gané un hijo curioso, deportista e inteligente.  Ellos, me ganaron a mi... 
Yo solo le pido a Dios, ser de bendición para su vida y aunque nunca reemplazaré a su mamita, sé que si ella me viera desde el cielo, estará muy feliz del trabajo que estamos haciendo con él; porque he decidido amarlo como mi hijo y junto a su padre, haremos todo lo que está en nuestro alcance, por ser buenos padres y hacer de él, un excelente ser humano.

"Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en <nosotros> la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús." Filipenses 1:6


Por cierto, ¿recuerdan un "Post" que escribí hace un tiempo atrás en este blog, llamado "Quiero mis alitas"? Fue un cuento que expresaba precisamente este deseo y hoy, puedo decir, que ya Dios me ha dado mis alitas.
Véanlo aquí -->  Quiero mis alitas

 En conclusión, estoy recien parida y me los estoy disfrutando al máximo.  

¡Gracias por leerme!

¡Sus comentarios son apreciados!
Dios les bendiga