sábado, 23 de mayo de 2015

Una gorda con la panza en alto





Así lucía en mi primer año de vida


No estoy realmente segura si es que se me pegan amigas flacas o es que no me gusta pasarme con gordas, pero la verdad del caso es que la mayoría del tiempo, he sido la  gordita del "corillo". Tal vez no quiero compartir mi protagonismo con otra gorda... Es como una ley silenciosa que dicta: "Una sola gorda por corillo". Al menos eso recuerdo haber visto en las telenovelas mexicanas "Carrusel" y "Rebelde".


La gordita del corillo




Yo, que la mayoría del tiempo he sido "gordis" (por no decir "gorda", lo cual suena grotesco e insultante), les puedo afirmar que vivo, pienso y actúo muy diferente a una flaca. ¿Se ha puesto a pensar cómo es la vida de una "gordis"? ¿Cómo ve la vida? ¿Cómo sobrevive en un mundo construído para flacos? Pues yo, me proclamo hoy, la La Dignataria Representante de las Chicas Obesas y les contaré un poco de cómo es vivir siendo gorda, digo, "gordis".

Todo empezó en mi niñez. Como no tengo hermanas y tengo una prima que era hija única, pues nos encantaba estar juntas. Yo amaba ir a casa de mi tía y de mi abuela para estar con mi prima. Fue en ese momento donde commencé a experimentar los primeros vestigios de obesidad en mi vida.  Y no es que yo fuera la niña más gordita, es que mi prima era realmente flaquita. Recuerdo que miraba sus brazos y piernas con mucho detenimiento. A penas eran del mismo grosor. No sentía complejo, pero cada vez que estaba a su lado, todos acentuaban su flacura mientras destacaban indiscutiblemente, mi cuerpecito rellenito.

Mi prima Martita y yo

Como siempre he sido una chica "indoor", mis actividades pasivas fueron un factor importante en esto de ganar libras.  Un día me levanté, me estiré y cuando me miré al espejo, ya estaba gorda y al parecer a todos le incomodaba. O al menos, sentían la necesidad de decírmelo, por si no me había percatado. 

 Bueno, siendo ya una gordis, la vida es dura.  A veces no sé si es más dura para el que me ve constantemente con mi sobrepeso o si lo es para mi, quien lo estoy cargando.  Les digo esto, porque con toda obesidad, digo, con toda honestidad, la mayoría del tiempo no me acuerdo que estoy obesa.  Solo soy yo.  Pero la gente, con muy buena intención, me lo recuerdan una y otra vez. A todos gracias. Si algún día me da amnesia (que Dios no lo quiera), olvidaré todo, menos el hecho de mi condición física. :D

 ¿Se ha preguntado lo estresante que es para una gordita viajar en avión? De antemano, no voy pensando si el avión se cae o si el vuelo será largo. Voy rogando a Dios que a mi lado se siente una persona delgada, de modo que cuando yo me siente, mis caderas puedan extenderse libremente y ocupar parte del espacio del asiento del  lado.  A veces me sale bien, a veces me toca alguien con el doble de mi peso y no es muy divertido. Ambos luchamos cuerpo a cuerpo y no nos permitimos ni siquiera ir al baño.... eso daría ventaja de expasión a uno de nuestros cuerpos.  Ultimamente, el cinturón me queda demasiado ajustado y decidí pedir una extensión.  Pensaba en la forma discreta de hacerlo y se me ocurrió pedírselo a la  azafata al momento de abordar. Se lo dije discretamente y hasta en inglés e inclusive le dije el asiento donde estaría sentada.  Pero, de nada resultó mi discreción.  Antes de despegar, la azafata andaba como loca, vociferando por todo el pasillo que para quien era la extensión... y ahí estaba yo, con mi mano tímida, indicando que yo era la afortunada.

 ¿Qué me dicen de las sillas de ciertos teatros? ¡Señores, eso es inhumano! Recuerdo haber asistido a una comedia y estaba bien entusiasmada.  Al sentarme en la silla, mis caderas no cabían entre los brazos de la misma, pero como andaba con un galán, no pasaría una verguenza... entonces, crucé mis piernas para reducir mis caderas y quedé exacta... exactamente entumecida durante el resto de la obra. Sentía calambres, hormigueos y un mal humor que ni les cuento.

 Nada como viajar manejando por cuatro horas para ir a un parque de diversiones.  Al hacer la fila para la montaña rusa más famosa del parque, observo que hay un asiento de prueba al inicio de la fila.  Como observé un espacio reducido en relación a la expansión de mi cuerpo, decidí probar si cabía en ese "ride".  Mis amigas apretaron el artefacto de seguridad con toda su fuerza, pero la luz verde que indicaba que podía subirme, nunca se encendió.  Yo desistí de hacer la fila, pero como veíamos chicas gorditas bajarse de la montaña rusa, ellas me convencieron de que tenían que tener alguna silla especial para mi. Estaba asustada y emocionada a  la vez. ¡Yo amo las montañas rusas! Al llegar mi turno, me senté y al momento de ajustar el artefacto de seguridad, fue una odisea.  Debo reconocer que el muchacho se puso verde como "Hulk" en su mayor intento de hacerla cerrar. De momento se levanta y pide ayuda a sus compañeros, quienes abandonaron sus puestos para presionar el artefacto, todos a una: "1, 2, 3, Push!"... una y otra vez... No crean que yo no hice mi mayor intento; mientras ellos presionaban, yo escondía la barriga con todas mis fuerzas. Creo que ese día desarrollé abdominales, pero estan escondidos bajo las capas de la grasita abdominal. A fin de cuenta, cuando vi que las risas de mis amigas, se convirtieron en ojitos aguados de pena, entendí que era el momento de retirarme con dignidad. Sin hablar de los cientos del expectadores que presenciaron el asunto. Yo espero no estar circulando en las redes sociales. :p

 Esto sin hablar de la compra de ropa. Además de que solo puedo comprar en una reducida cantidad de tiendas, me veo a menudo en la disyuntiva de comprar en el área de "Women", la cual tiene ropa de mi tamaño, pero con estilos para doñitas, o comprar en el área "Plus", en donde muchas veces encuentro ropa diseñada para cuerpos de flacas en tamaños grandes. Yo digo una cosa:"de la moda, lo que te acomoda".  No es nada fácil vestir mi cuerpecito y máxime cuando particularmente, no me atrae el fascinante "shopping".

Bueno, pero más allá del aspecto físico, las gordis experimentan muchos retos y estigmas sociales. Es típico escuchar comentarios como: "es gordita, pero tiene la cara linda" o "es gordita, pero siempre está arregladita y huele bien".  También están las generalizaciones de que las gorditas son las cómicas del grupo o las más amistosas. 

 La verdad del caso es que tenemos nuestro encanto. Talvéz no saldremos en la portada de una revista pero estamos en todas partes y no importa si eres negra, rubia o calva, la primera cualidad por la cual serás identificada es por ser gordita. 

 Yo he aprendido a vivir en mundo para flacos, en donde los ojos se detienen para contar cuantos "sandwichitos" de mezcla tomo de la bandeja de una fiesta, para hacer chistes y comentarios burlescos; en dónde un hombre se limita a expresarte su admiración por miedo a que se mofen de él, por interesarse en una gorda; en donde diariamente soy aconsejada para usar batidos, pastillas, inyecciones, hipnosis, cremas reductoras, fajas colombianas y operaciones quirurjicas. Un mundo que glorifica el exterior e ignora el interior. Un sociedad obstinada en la eficiencia física pero reniega la necesidad del desarrollo espiritual. Un mundo que castiga por tener cintura grande y senos pequeños... Una sociedad que te evalúa y te valora por lo que ve en tu exterior, ignorando por completo que la vida emocional de una gorda, requiere madurez, valentía, estima e inteligencia para afrontar la vida con mi panza en alto.

 Estoy muy conciente de que la gordura puede ocasionar muchas enfermedades, pero les aseguro que a veces, los daños emocionales, pudieran superarles por mucho.  Y con esto afirmo que nunca dejaré de intentar bajar de peso; es una meta siempre presente, pero les aseguro que hace mucho tiempo aprendí a aceptarme y a amarme como soy. Econtré mi estima en mi Padre Celestial, quien me ha dicho: "Ya que eres preciosa a mis ojos, digna de honra, y yo te amo" (Isaías 43:4). 

 Hoy puedo afirmar que estoy rodeada de gente que me ama, me respeta, me valora y ven mi obesidad como una característica más y no como un defecto. Gente que puedar reír junto a mi y no de mi. Gente que me apoya y estan conmigo cuando decido rebajar. Gente madura que ven en mi, lo que realmente soy.

 Y en conclusión:
  1. Me compraré mi propia extensión de cinturón de seguridad para el avión para tenerlo en mi cartera en caso de que lo necesite.
  2. Quiero rebajar y siempre lo intentaré.
  3. No me pondré una faja colombiana
  4. No tengo complejo de gorda.
  5. Yo creo lo que Dios dice de mi
  6. Amo a mi prima, la flaca
  7. Me amo y me acepto como soy

 
Así me ven


Así me siento


Así soy

martes, 5 de mayo de 2015

Me perdí en el embuste: Un tema "cliché"

 ¡Nació la nena! Su cabezita aún está blandita, pero hay que ponerle un gran lazo que compita con el tamaño de su cara y si le sobrepasa, mejor aún.  Es el preciso momento para perforarle sus orejas... ¡Se ve tan mona! La adornamos con hermosos vestidos de estopilla (esa tela áspera  y tostada que irrita las piel de los bebés). Ni hablar de las chancletitas que le compró la tía en una feria de artesanía... ¡Ya está lista para enfrentar el mundo! Lo que no sabe esta pequeña es que esto es solo el comienzo de las demandas comésticas que la esperan impaciente a la vuelta de la esquina.
             No tardará mamá en ser seducida y teñirle el cabello a la niña, seguramente con la excusa de que tiene algunos intrusos corriendo por su cabeza.  De regalo de navidad, la nena pide uñas acrílicas.  De regalo de graduación de sexto grado, mami decide sacarle las cejas y así poco a poco, la niña abandona la naturalidad de su escencia y se inserta en un mundo falso... Un mundo en dónde es más valorada la proyección exterior, que la interior.  Al llegar a la adultez, quedará irreconocible, al menos para aquellos quienes han dejado de verla por un tiempo.  
                   Esta sin duda es la época de la falsedad, del embuste, de la imagen, de la exactitud...especialmente para la mujer. Señores, pero ¿se ha detenido usted a observar y sumar la cantidad de falsedades que puede llegar a cargar una sola mujer? Las extensiones están de moda; cada vez más bellas y naturales.  Se tatúan y maquillan las cejas, para que queden tal cual caricatura de periódico dominguero. O, sencillmente (y de forma vanguardista), se insertan extensiones de cejas... sí, eso existe y estoy espantada.  Ni hablar del injerto de pestaña, como si con las pestañas postizas (adheridas al párpado) no fuera suficiente. Se ponen lentes de contactos de algún color exhotico.  Se inyectan colágeno (o succionan sus labios con envases al vacío) para hacerlos más voluminosos a lo "Angelina Jolie". Se inflan los senos, se vacían la panza, se extraen la grasa, se ponen uñas postizas, fajas reductoras, relleno en los sostenes, torturantes zapatos de tacón y sin hablar del maquillaje.  Vemos una prolífera cantidad de tutoriales de maquillajes... luminosidad por aquí, perfilación por allá, brillo, polvos, delineadores, en fin, una imagen intachable.

         ¡Me siento fastidiada! Es un descuido de mi parte dejar crecerme las canas que me heredaron mis padres.  "Raíces en brote, te toca retoque", me dijeron en una ocasión.  Y algo interesante que he aprendido del gobernador (AGP), es que hay asuntos que simplemente "Me valen"... 

        Con toda itención y alebosía, me RESISTO, renuncio y me opongo a perderme o esconderme detrás de tanta falsedad y postizos.  No es que usarlo sea incorrecto, pero todo tiene un límite.  Yo he decidido maquillarme cuando quiero y cuando lo siento.  Lo último que espero en esta vida es acostumbrar al espectador a ver una imagen "exacta" o  "falsa" de mi y un buen día, cuando no me pueda maquillar, todos me miren con pena y asombro, diciendo: "¿Qué te pasa? ¿Estás enferma?"... Triste por demás que tu rostro e imagen natural, simbolice o represente una imagen destruída.

        ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi realidad? ¿Acaso soy  o me reduzco a ser una imagen construida a base de falsedad? ¿Acaso mi escencia se define por lo que otros ven en mi exterior? ¿Acaso la faja o el relleno me harán más grandes o mejor ser humano? ¿Cuándo entenderemos que la escencia y la grandeza del ser humano no radica en lo que nos ponemos sino en lo que somos?¿Cuán distinto somos de lo que Dios nos hizo? 

          Michael Jackson nos demostró que inclusive, podemos cambiar de raza: se alisaba el pelo, se perfiló la nariz y se quitó la pigmentación de la piel... El hombre que murió no era ni la sombra del niño que una vez nació.

        Yo prefiero llorar con el alma sin temor a que corran lágrimas negras por mi mejillas. Prefiero que mi panza se expanda libremente mientras río a carcajadas en una fiesta.  Prefiero y decido vivir en armonía con lo que hay en mi interior y no en querra y verguenza con mi exterior.

La Biblia dice: "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica." 1ra Corintios 10:23

                    Concluyo diciendo que haga, quite o ponga usted sobre su cuerpo como mejor le parezca, pero no olvide estar claro de conocer las intenciones y motivaciones  de su corazón y que bajo ninguna circunstancia pierda su escencia e identidad... Si Dios le hizo libre, no se haga esclavo.  Valoremos la escencia de lo que somos, y que nos ha sido entregado por Dios... ésta no puede ser comprada o adquirida en ninguna farmacia. 


"Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo." 

Gálatas 4:7