A ley de un vellón pal medio siglo

     Nací el 5 de febrero de 1980. Hoy cumplo 45 y no he cumplido ni la mitad de los sueños que me propuse, pero sigo soñando… Miro en retrospectiva y valoro todo lo que he vivido.   Viviendo un niñez sencilla, que me dio todo lo que necesitaba para desarrollar amor, agradecimiento, resiliencia, creatividad y perseverancia.  Algunos de mis juegos favoritos, eran las Barbies, Natioras, Rainbow Brites, Strawberry Shorcake, CareBears, Cabbage Patch, entre otras.

     

     En mi barrio San Isidro de Canóvanas, monté a caballo (sin la silla de montar), comí en casa de mis vecinos y hasta me uní a una cantata navideña que pasaba por mi casa, entonando: “Hacía Belén, se encamina, María con su amante esposo…”.  Unas veces, me iba a pie para la escuela con mis hermanos y con todos los muchachitos del barrio que se iban uniendo por el camino.  Había que cruzar una avenida, pero allí estaba el siempre sonriente, Policía Padilla, quien velaba para que cruzáramos con toda seguridad.  Otras veces, papi nos buscaba en la tarde en su Van, que al no tener asientos traseros, cabía el barrio entero en la parte de atrás. 

     Ir a la playa de Loiza era la mayor aventura familiar.  Cuando atacaba el hambre, mami abría el baúl y sacaba su caldero de arroz guisado con pollo. La arenita de la playa era como un condimento mas y no había necesidad ni de calentarlo, porque lo importante era comer, reposar y pal agua otra vez.

     A veces, cuando era verano o navidad, me quedaba en casa de abuela o en casa de tití Marta.  Allí me quedaba para jugar con mi prima Martita.  Me encantaba ir a casa de Martita, porque tenía muchas muñecas, juegos, plasticina, crayolas y todo lo que podría querer para diviertirme.  Veíamos Party Time, fiel y puntual y no nos perdíamos un episodio de los Snorkels ni Punky Brewster.  Teníamos también una casa club con un par de vecinos y nos reuníamos para desarrollar toda la logística de la apertura del club al público en general.  El club tendría una casa en el árbol que estaba en el patio de su casa.  Creo que llegamos a clavar un par tablas que servirían como escalera para subir a la futura casa club.  Al parecer, crecimos muy rápido, porque ese proyecto nunca se dio pero disfruté soñarlo.

     En casa de abuela era otra aventura. Allí no habían juguetes y abuelo se adueñaba del televisor desde su mueble reclinable.  Eso nos lanzaba a pasar horas en patrio trasero de la casa, que abuela le llamaba, la parcela.  Era un área verde muy amplia, que en mi imaginación, era algo así como la aldea de los pitufos.  Creatividad no nos faltaba para pasar horas de mucha diversión.  A veces, nos tocaba recoger los gandules, abrir las cáscaras y poner los gandules en una higüera. 

     En casi medio siglo, he viajado, disfrutado, estudiado, he echo amigos, me he enamorado, me he equivocado, he aprendido, he sufrido y todo lo vivido me ha dejado una ganancia de madurez, empatía, responsabilidad, esfuerzo, disciplina y muchos más valores que me enriquecen como persona.

     En 45 años he trabajado mucho… he sido tutora, asistente de biblioteca, recepcionista, asistente clerical de un abogado, empleada de fast food, cuidadora de niños en un hogar de acogida, mesera, terapista educativa y hasta guardia penal en una institución de menores, en donde fui engañada y solo duré un día de empleo.  De este último empleo, me contrataron como consejera y resultó que me encerraban en una celda con jovencitos en una institución penal sin ninguna herramienta para  "aconsjar" a esos chicos.  Demás esta decir y sin dar mas detalles, que un día me bastó para entender que eso no era para mi.  Nunca regresé, nunca fui ni a cobrar ese día de trabajo. Podría decir que fue una labor comunitaria, pero jamás me vieron el pelo.  De hecho, a veces busco mi rostro en las personas desaparecidas de los "bulletin boards" de Walmart.

     Hablando en términos profesionales, he cumplido 20 años de trabajo:  3 de maestra y 17 de directora escolar.  Me siento orgullosa de encontrar mi vocación y me siento muy honrada de que Dios cuente conmigo. 

    De pequeña, mami hizo como la madre de Moisés; me puso en una canasta y me lanzó en el río, confiando en que era lo mejor para mi.  Me cuenta mami, que aún en pañales, me enviaba iglesia con 'mana Pepita, quien recogía niños por mi barrio y nos llevaba a la iglesia.  En la iglesia crecí, aprendí a conocer y a amar a Dios y abracé la fe en mi corazón.  Hasta el día de hoy, es la mejor decisión que he tomado. 

     Nunca he fumado, no he bebido, no he ido a discotecas ni he perreado. No me ha hecho falta conocer el mundo para vivir fuera de él. Amo a Dios, amo Su Palabra y amo la vida cristiana.

     Hoy, cumpliendo 45 años, reflexiono sobre los aprendizajes de la vida, que son tesoros que he ido cultivando.  A precio de equivocaciones y de grandes enseñanzas, hoy rigen mi vida y tengo paz. Les comparto algunas de mis filosofías de vida:

• Yo siempre perdono. Se lo merezcan o no… me lo pidan o no. Escojo vivir libre de amarguras y rencores.
• Guardo mi corazón en humildad.  Siempre orgullosa de mis logros, de mis talentos y virtudes, pero reconociendo que todo se lo debo a Dios, quien puso en mi, dones y talentos y quien me dirige y me guía a través del Espíritu Santo. Toda la gloria siempre, es de Dios.
• Sirvo a los demás con el amor que merece cada individuo, sabiendo que son mi prójimo y esto, agrada a Dios.
• Otorgo el beneficio de la duda y evito malos entendidos.  Si no me saludan o no me invitan, no pasa nada. Yo no conozco todo el escenario. Guardo mi corazón.
• No me tomo las cosas a nivel personal. 
• No defiendo mi propio beneficio.  Siempre y cuando obre en justicia y verdad, Dios se encarga de obrar en justicia a favor de mi.
• Todo, absolutamente todo, alrededor de mi vida está en las manos de Dios. No hay situación en mi vida que no se la consulte a Dios. El abre puertas, dirige mis pasos, cierra caminos, me da sabiduría para tomar decisiones y no puedo  imaginar una vida fuera de Dios.
• Valoro lo que realmente importa… no persigo riquezas, marcas ni joyas. Valoro más el tiempo, el amor, la salud, las personas, los momentos y las vivencias.  Todo lo demás es ganancia.
• La vida no se trata de mi. El mundo no gira a mi favor y el mundo no se cae en pedazos si las cosas no salen como las planifiqué, la vida continúa y sigue siendo bonita.
• No cojo lucha, no tengo afán en tener siempre la razón. 

Claro, que tengo muchas otras lecciones de vida, pero no les quiero aburrir con tanta lectura. 

     Hoy disfruto de tener a mi familia cerca, mi abuela y mis padres vivos. Agradezco a Dios por mi esposo y mis hijos, porque siempre soñé tener mi propia familia.  Valoro y amo a mis hermanos, mis sobrinos, que son como mis hijos también.  Me siento bendecida por mi iglesia, mis pastores, mis amigos y sus hijos, que son parte de mi familia extendida.

     Los 45 me llegaron con las manos llenas, con asuntos sin concluir, con sueños a medio hacer, con desafíos que al momento no les tengo solución, con grandes responsabilidades y con alguna que otra frustración.  Pero yo escojo agradecer, valorar y confiar en el Dios que ha estado a mi lado, quien me ha sostenido y me ha guiado.  Con una fe inquebrantable en Aquel que todo lo puede y quien conoce el final desde el principio.  Escojo voltear mi mirada por el lado del camino de la gratitud, disfrutar el paisaje y confiar en quien me ha dicho: “No temas, yo te ayudo”. 

     Y si bien es cierto to que no he logrado ni la Mitad de los sueños que me propuse, es porque he permitido algo mejor… Dios ha cumplido Sus sueños para conmigo y aun falta de completar su obra en mi. 

Confiada y agradecida, porque Dios ha dicho: “Yo se los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.”  Jeremías 29:11

¡Happy birthday to me!